viernes, 30 de marzo de 2018

Límites

Eww, espacio personal, seas quien seas.

¿No te ha pasado que por quedar bien dejas que invadan tu burbuja? Porque ¡ay de ti! Si te alejas o los empujas, se resienten o te tachan de frágil o exagerado.
No necesariamente deben manosearte entero, basta con que la proximidad que sientes entre los dos te incomode y, hablo en general, con familiares, amigos o parejas; simplemente es extraño.

 "¡Tan extraño como yo hablando de este tema!"


O ciertos tipos de trato que algunos usan, como palabras bonitas con las que simplemente no te sientes a gusto. Y no, con esto no estoy diciendo que la solución es que se nos trate a la patada, pero se siente fuera de lugar que una persona que no es de «ese tipo de confianza» se sienta libre de "darte tu cariñito al hablar" porque él sí siente esa confianza contigo.

TODO EXTREMO ES MALO decía mi tío.

Son pocas las personas que permito se acerquen. A veces pienso que el problema es totalmente mío y que todo esto es una mera exageración, que está mal que se sienta mal.

 "Es algo normal, las relaciones interpersonales se manejan así y no ves a nadie llorando por eso." Me dije a mí misma.


«¿En qué punto tuvieron que dañarme para que me haga tanto lío?»

“¿Me estás diciendo que no te gusta que te traten bien?”

He escuchado eso varias veces. ¡Podemos tratarnos muy bien!
Quizás hayan cosas a las que tú estás acostumbrado y yo no, pero se trata de eso: de saber entendernos de a poco y llegar a concretar una confianza con el tiempo. Pero si te encierras en la idea de "Así soy yo y nunca me han hecho problema. Deja el drama y déjate querer.", lo más seguro es que todo termine en una incomodidad silenciosa que logre alejarnos.

Porque no es lo mismo hablar de personas que has llegado a conocer, a quienes molestas y dejas que te molesten, o esa calidez que encuentras en una persona que amas al momento de recibir un abrazo, cuando sientes que estás protegido de todo el daño del universo  «Sensación que espero volver a encontrar o me encuentre algún día»; que hablar de alguien con quien compartes mero compañerismo.

Me he sentido extraña ante el contacto físico con ciertas personas durante dos o tres años, y no lograba entender porqué, pero es que ese chip que incrusté en mi mente años atrás no me dejaba sentir las cosas como tal. Un chip que yo misma diseñé para poder acercarme a las personas dejando de lado mi comodidad, apagando así cualquier reacción negativa que pudiera generar mi propio ser. Todo para poder evitar conflictos. 
Es ahora cuando todo ese cúmulo de sensaciones oscuras están reapareciendo de a poco y de a mucho, haciéndose pasar por otras emociones poco saludables, como el odio injustificado.

Son contadas las personas a quienes confío mi seguridad, donde siento que puedo descansar en paz. Entre ellos familiares y quizá un par de amigas que llevo conociendo desde hace años.

Quizá el punto de todo esto no es cambiar una realidad, sino estar consciente de que algo anda mal y no comprimirlo para que luego se acumule en el ático de nuestros remordimientos. Trabajar en ello, saber identificar los límites y establecer una armonía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario