jueves, 21 de septiembre de 2017

Espejo


¿Cómo empezar esta nota? ¿Debo suponer que las personas que lo lean entenderán de que trata sin un título específico? 

No lo sé, empezaré diciendo que todos somos universos distintos y muy separados unos de otros como para generalizar síntomas. Podría decir que bajo mi experiencia lo describiría como una sombra que siempre te acompaña en tus días mas brillantes y se convierte en tu todo cuando cae la noche. O como una montaña rusa donde tiendes a subir y bajar sin parar como un ciclo que se repite indefinidamente. 

Es difícil dar una sola explicación, porque cada día o cada cierto tiempo te encuentras a ti mismo teniendo nuevas sensaciones o nuevos niveles de emociones que te van destruyendo de a poco. Algo así como un veneno que te va quemando lento. 
Sería simple decir que todo esto se trata solamente de tristeza, pero no es así, de repente tienes estas palpitaciones en el pecho donde crees que el corazón va a terminar explotando o cuando miras a tu alrededor y todo te abruma y no sabes en que momento caíste en otro episodio de ansiedad y no te puedes controlar, las náuseas, el mareo, el dolor de cabeza, la falta de aire... Te das cuenta que has perdido el control sobre ti mismo o que quizá nunca lo tuviste para empezar, vienen mil ideas y pensamientos por segundo, y luego... Las voces. Estas que te gritan, se rien y te alientan a irte, a hacerlo, a poner esa soga en tu cuello, a tomar todas esas pastillas caducadas con alcohol, a pensar en maneras para desaparecer. Demasiado ruido, y solo te queda aferrarte a lo poco bueno que tienes, y esta es tu única manera de tapar esa sensación de "abismo" como me gusta llamarle.
En todo esto, procuras que nadie sepa lo que en realidad te pasa, asi que consigues una vida que todos llamarían normal en la que te permites reír, bromear, y pasarla bien. No hay nada de malo en ti. 
Pero te sientes temporal, vacío, roto, solo, y frustrado porque te abruman otras sensaciones que no llegas a identificar. 
Entonces estas ahi, en medio de una conversación amena y te golpea este aire de inconformidad, empiezas a sentirte incómodo y las palabras de los demás suenan algo borrosas. Te desconectas. Y empiezas a divagar en esa parte de tu subconsciente que siempre evades, y se nota, viene la pregunta "¿qué te pasa?" y siempre respondes que estas cansado, que no has dormido bien, o simplemente "nada". 
Esto no es falta de confianza, he pasado años tratando de explicarme con las personas que se han preocupado, me han decepcionado o simplemente dan los consejos mas absurdos que alguien en nuestra posición puede escuchar "ponte bien" "ya va a pasar" "está todo en ti" "pon de parte" "tu decides estar bien". Y uno piensa "¡Joder!  Muchas gracias, y yo que planeaba sentirme de la mierda para siempre". 
No es tan fácil, y de cierta manera no los culpo, tratar de ayudar en algo que no tienes idea de que se siente es un poco difícil y los consejos se quedan cortos. Has escuchado todo tipo de comentarios, has pasado horas sentado escuchando a alguien o escribiendo en tu teléfono y parece que nada nuevo puede salir de la boca de los demás. Así que tras los años y las experiencias uno simplemente se harta de hablar del tema, es mejor decir que es "nada" y cortarlo ahí, ya habrá tiempo para seguir contemplando esas ideas, porque sabes que regresarán. 
Pasaste por tratamientos con píldoras, psicólogos, psiquiatras, internados psiquiátricos por meses, y todo...sigue...igual. 

Todo esto suena desalentador, pero no lo es. Te das cuenta que cada experiencia es algo que te va armando como persona, no puedo evitar sentirme como un sujeto de prueba como si mi vida fuera algún tipo de laboratorio, pero está bien. Y miras atrás y te das cuenta de lo mucho que has crecido, de lo mucho que has llegado a aguantar, y de lo que has aprendido de cada experiencia,  y esto es lo único en lo que tendrás control, solamente esto, saber como utilizarás lo aprendido, si lo usarás como algo que te vuelva simplemente mas extraño, mas amorfo, mas destructivo. O para construirte y aprender a avanzar. Y esta es una de las batallas mas difíciles porque siempre te encontrarás con la pregunta "¿Y que mierda puedo sacar de todo esto?" 

Admito que me he destruido mas veces de las que me he ayudado. Me he desgastado pensando y meditando todo lo que soy y lo que me pasa, tratando de encontrar una salida o por lo menos una fuente de inspiración. Me he quedado contemplando el techo de mi cuarto en medio de la oscuridad, a veces con los ojos hinchados y a veces con ese nudo en el pecho que no te deja respirar muy bien o viendo algo en mi computadora sin realmente verlo, porque estoy muy lejos de prestar atención a lo que tengo en frente. 
A pesar de que eres consciente de lo que has aprendido no puedes evitar volver a caer en esos estados violentos de oscuridad en los que levantarse de la cama parece algo imposible, no por vagancia sino por el peso emocional que conlleva enfrentar un nuevo día, donde ducharse y arreglarse e incluso comer son dignas de llamarse logros, con el tiempo te das cuenta de que has perdido todo tipo de relaciones por posponer siempre cualquier salida o evitar responder mensajes o llamadas por que simplemente no estás en ti, y el ciclo continúa. Por que llegas a la conclusión de que nunca te sientes realmente feliz, solo estas menos "triste" que otros días.

Y a pesar de lo que parece, esto no es una nota negativa. Es una verdad, y como toda verdad ha de evolucionar y ha de cambiar con el tiempo.